lunes, 2 de febrero de 2009

Cruzada eterna

La coraza más rígida nunca podrá lograr lo que tus parpados ardientes contra mi alma batiente.

Ocultas, proteges; incitas a mi infantería a infiltrar tu pelotón de pestañas.
Provocas del cañón un estruendo rugir de serenatas, que no consiguen perturbar ni una de tus lanzas.
Lanzas rizadas oscuras, tan largas como la agonía continua de la caballería sobre la trinchera de tus pupilas.
Es tan dificil lograr mirarte.

No hay acero afilado más mortal que tus aterciopelados velos ni tus intrincados escotes.
Son finas dagas invisibles entre la noche y la muerte.
Son pozos infinitos de escarpadas barrancas.
Nadie sabe lo que hay en el fondo, solo silencio, fuego, y muerte.

Eres capaz de invocar a los arcángeles a tu resguardo.
Convertir en pecado y en lujuria mi inocente afán.
Condenarme al calabozo más profundo de tu olvido.
Y degollar mi sombra, con la angustia de ver mi craneo sombra caer entre tus fauces.

Eres tan virgen como la siembra en sequía.
Y tan áspera como la estopa envinagrada.
Y así te espío dolorosa y atenuante.
hasta morir de tí, y renacerte.



Este poema lo dedíco a mi buen amiga Lucero, por la inspiración repentína, y su amistad.

2 comentarios:

  1. ¡¡¡rudo!!! ... ¿o era cursi?

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  2. amonoooooooooooooooooooooooooos
    ay nene
    estas muy intenso
    me gusto mucho mucho esta sexy, cursi intenso... todo tiene
    escribes increible.
    te kiero xochi.
    ginevra

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