lunes, 22 de octubre de 2012

El último 15 nómada


El día de hoy me encuentro a la mitad de la vasta inmensidad de una pradera al pie de un monte. Mi batería hoy no está ni cerca del 15, pero mi anecdotario sí que se encuentra muy activo.

Anecdotario, sí.

El día de hoy, después de un fin de semana en casa y con una enfermedad de esas que te aquejan en cuanto te relajas un poco de la presión cotidiana, me dispuse a regresar al frente de batalla, no sin antes pasar a conseguir material para la tesis (que por cierto, no hubo en existencia…).

El día comenzó sencillo, como muchos. Un desayuno agradable en familia, un viaje en transporte público hasta el metro, y luego unas estaciones en el gusano subterráneo. Primer parada, la tienda de material. Nada, todo fuera de existencia. Ni modo,  a seguir.

Quizá el primer indicio de un cambio de rutina me podría haber prevenido lo que se esperaba. Decidí dirigirme de la tienda a la terminal de autobuses en trolebús,  ese transporte colectivo de funcionamiento eléctrico que ha sido rescatado hace poco en la ciudad de México. Nada excepcional, excepto que una linda joven estaba ya sentada dentro del autobús con un par de gafas oscuras redondas y grandes.

No demasiado tráfico hasta la terminal. No demasiada gente en la fila de los boletos y no mucho tiempo de espera para abordar. Mi camión me esperaba puntual en el andén 25.

Abordarlo no fue raro, pero una vez dentro, me cayó bien el chofer, quien muy amablemente nos explicó que tendría que tomar una ruta alterna para llegar a nuestro destino, pues un accidente había provocado el cierre temporal de la circulación en ambos sentidos. Fuera de eso, me dispuse a dormir apaciblemente, esperando encontrarme con algo así como 90 minutos de viaje extra.

Desperté con el autobús en paro total, y con vehículos rebasandonos en reversa. Un compañero pasajero en la cabina con el conductor que comentaba sobre la ruta a elegir, porque el cruce programado había sido aumentado en algunos km, lo que nos impidió alcanzar la desviación esperada, pfff…

En fin. Yo en un autobús, de reversa más de 300mts (o todo el ancho que tenga la laguna de Zumpango, que dicho sea de paso, es el cuerpo de agua más grande del Edo. de México).

Una ligera conversación que alcancé a escuchar desde la cabina me permitió saber que sin la desviación original, no sabían qué hacer. Bueno, saqué mi celular, encendí el GPS (primero por curiosidad, luego por un poco de preocupación) y me dispuse a buscar una ruta alterna para librar la zona del accidente. Lo único que apareció cerca y viable fue una carretera secundaria de esas pintorescas que cruzan por los pueblitos. Auch!

Y bien Auch. Varios km de carreteras con topes, ascenso y descenso de pasaje, semáforos, baches y por si fuera poco, olor a drenaje…

Pero al final, salimos de ahí (después de cómo… 2 horas, pero bueno) no sin antes llevarme estampas de los pueblitos por los que ya no pasamos gracias a la autopista (debí tomar fotos, pero andaba más preocupado viendo el GPS y guiando al chofer que otra cosa)

Lo primero es la laguna de Zumpango, que como dije, es grande, y rodearla nos tomó un buen rato, con todo y que el tramo con parada de autobuses solo fue al principio. Justo a un lado de la laguna está el pueblo de Zumpango, pero no entramos, pues nuestro rumbo era hacia el lado contrario, a través del poblado de <----> y luego <--->.

Creo que el pueblo que más me quedó fue Apaxco, localidad donde se produce el cemento que lleva su nombre. Es un pueblo pequeño entre dos montes, ambos de los cuales se extrae la materia prima para el cemento. Desde cualquier punto de la carretera puede verse alguna de las enormes máquinas con las que se extrae arena, o se prepara el cemento. Es un lugar donde parece que el polvo es mucho mayor que en otros lados, y aun así, me tocó ver a una señora barriendo su banqueta (sin agua, como debe de ser)

Después de Apaxco, otros 6 km de carreteras secundarias, pasar a través del zócalo color durazno del siguiente poblado, y llegar al fin al arco norte, esa carretera de peaje que pretende facilitar el translado entre Toluca y <----->. Una vez en el arco, solo era cuestión de seguir el asfalto hasta la reincorporación a la autopista y estaríamos en el itinerario acostumbrado.

Bueno, que de acostumbrado no es tanto… ¿Cada cuanto se encuentra uno con cortes viales debidos a fugas de Gas? Espero que no tan seguido… porque salí a las 12:30, ya son las 16:51 y a penas estoy por llegar a San Juan del Río…

En fín, son cosas que pasan, y es mejor traer bien recargada la batería del celular ;)

Saludos, y nos vemos en la siguiente!

sábado, 6 de octubre de 2012

Ingenio y creatividad dulce

El día de hoy estoy en una recepción del ninopa en casa de un tío. Aquí en Xochimilco la devoción al niñopa es una de las mas fuertes y arraigadas de todas, pero no voy a hablar de eso.

Porton clásico de flores
Lo que me atañe hoy está relacionado al niñopa, pero más con lo que se hace al rededor. Tradicionalmente se colocan portones adornados a la entrada de la casa. Por lo general están hechos de flores, o de plásticos de colores, pero siempre queda a la creatividad.

Me ha tocado ver portones hechos con semillas, con botones y hasta con pedaceria de telas o estambres.

Bueno, ya que expliqué que es un portón, les muestro el de hoy:


El portón de hoy no está hecho de flores, ni de semillas, está hecho de dulces!
Así es. Las letras y adornos están hechos con dulces, mazapanes, chicles y pequeños juguetitos.
Les comparto las fotos y los detalles de los adornos pa que los vean.
Saludos desde Santiago Tepalcatlalpan :)