jueves, 6 de junio de 2013

Melocotón


¿Alguna vez han visto un árbol de melocotones? Uno bonito, frondoso, saludable; lleno de retoños y de flores que poco a poco se transforman en frutos. Uno de esos árboles coloridos de postal e instagram.
Pues no, yo necesito que piensen en los árboles reales, en las huertas familiares de los ranchos sin cercas ni celulares, jajaja.
Imagina un árbol frondoso pero deforme, con ramas que a veces crecen derechas y a veces nos dejan jugar al columpio. Un árbol que presume sus años a flor de piel (o de corteza) y que a veces puede dar muchos melocotones, y a veces pocos.
Observa con atención. Hay algunos que siguen verdes, otros que se han caído al piso, muchos que compartimos con las aves y otros, algunos, que están en su punto.
Todos llevan, llevarán o llevaron dentro de si lo mejor que nuestro hermano de corteza nos pudo ofrecer, y a veces, es tanto que se revientan los frutos, y escurren mieles que se hacen cristales.
Mira el melocotón jugoso y muy mauro que se deshace en tu mano cuando te acercas a cosecharlo. Tendrás que tener cuidado con él para no estropearlo.
Imagínate lo mucho que se esfuerza por guardar ese secreto delicioso para que lo pruebes. Que al final de cuentas, es lo mejor que puede darte.
Imagínate ese secreto, y me estarás imaginando a mi :3